lunes, 4 de agosto de 2014

Teresa

1.

Estás lejos. 
Cruza tu fantasma, de norte a sur,
recorre mi espina dorsal,
termina enterrado en mis dedos.

Así escribo.
Avanzas por la página blanca.
Con tu fantasma dejas el rumor de tu cabello.
Todavía huele a shampoo derramado en el piso del baño.
Si me acerco, la página descubre tu aroma.
¿Necesita un hombre, algo más que tu aroma?
Si me alejo, la saudade comienza.

Atardece.
El horizonte se extiende como una plegaria.
Las gotas se deshacen en el recuerdo de tus ojos.
Si algún día no tengo tinta para escribirte, Teresa,
el mundo se desgajará lentamente, 
como la lluvia,
se derramará hacia la tierra,
quedará reducido a insectos y cenizas,
las páginas se recogerán, negras
y la música de la noche sería un largo silencio
que nadie se atreverá a romper.



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