sábado, 8 de junio de 2013

Sobre el cristal de una ventana

escribo esto en minúsculas porque los dedos se han vuelto pequeños, porque la noche es ya solo un reflejo en el interior de una taza vacía. escribo esto sobre la pared invisible de una nube que se disipa, como todas las nubes... recompongo noviembre en junio, deshago las hojas que guardaba en mis bolsillos y las tiró sobre el agua negra en las que descansan mis manos.. solo hoy, solo esta noche podría abrir el alma en dos partes iguales y escabullirse como hacen los buenos asesinos. las cuatro paredes siguen estando ahí. sobre el cristal de la ventana he dejado las uñas que me arranqué mientras entendía que no podía seguir escribiendo. no hubo silencio en esta noche, solo el sonido de un desarmador que insistente e inútil quiere penetrar la madera, el sonido de la lámpara que se niega a apagarse, el sonido de la piel que se desprende como una pegatina, el de la sangre que rasga las venas a su paso, el del trueno que al otro lado del cerro sigue vociferado, el de la lluvia...

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