sábado, 8 de junio de 2013
La vida es una mala hierba
Todos los caminos de este laberinto conducen a la misma pared. Como cuando pelaba cebollas, los ojos encuentran sus rastros con los rastros de lo que fue un cielo azul y ahora es gris. ¿Dónde quedaron todas las decisiones que no tomé? El cielo ha reiterado su supremacía, como lo hace el sol en el verano ardiente, como lo hace el mar cuando se hunde un barco sin dejar ningún rastro. Lo mejor hubiera sido no salir al mundo. Lo mejor hubiera sido no haber asomado la cabeza por la ventana y que justo en ese momento ella, al otro lado del patio, asomara la cabeza por la ventana. Lo mejor hubiera sido apagar la lámpara, haberse dormido, dejar que los sueños hicieran el resto. Ahora cada camino del laberinto termina en la misma pared. Una pared cubierta de malas hierbas.
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