miércoles, 18 de marzo de 2009

Un silencio de Sofía

Tac. tac. tac. La lluvia seguía golpeando. La soledad vino a golpear la puerta. No contestó. Sofía prefirió acostarse y cerrar los ojos. ¿Cuánto hacía que se había marchado de casa? Tenía aún 18 años y estaba jugando frente al porche. Una nube cubría el sol justo en el momento en el que el rayo a través de la lupa comenzaría a hacer arder un par de hojas secas. Le gustaban los otoños donde podía correr a aventarse en esa cama improvisaba bajo los árboles. Un día, bajo el sol ardiente del mediodía, se estacionó frente a ella un automóvil negro.

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