Tú muy bien sabes cómo me sudan las manos días antes de un concierto, qué color toma el cigarro justo antes de apagarse, cuánto tiempo tardo en trazarte los labios con mis dedos llenos de humo, el tamaño de mis ronquidos y cuánto tiempo he esperado este momento que ya amanece. Como tú muy bien sabes, hay una eternidad entre el sol rojo de la tarde y la primera estrella de la noche, igual que también sabes cuánto me gusta la frase irónica de Thoreau respecto a los gatos y Zanzíbar.
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