viernes, 6 de marzo de 2009

Sofía a la entrada de un cuento

Sofía abre los ojos después de haberlos apretado durante varios minutos. Su abuela lo advirtió: vas a dejar de escuchar mi voz y luego voy a desaparecer… y cuando abras los ojos, después de contar hasta 50, te vas a dar cuenta que estás en la entrada de un bosque. Sofía abre los ojos, azules como una mañana de verano y mira la entrada del bosque. La pared frontal mide menos de un metro y se extiende hasta donde alcanza la vista. Ha sido cubierta por una eterna enramada. La pared verde tiene un hueco a la justa mitad, donde Sofía se encuentra parada, con sus ojos abiertos y las manos temblando. Hay un letrero que no alcanza a leer. Del otro lado hay un bosque congelado y gris. La vista se obnubila y cuando va regresando a la claridad alcanza a leer: Cuento. El cuento del que hablaba la abuela justo antes de cerrar los ojos. La abuela cuya voz semejaba a las notas graves de un piano: pam, pa pam, pa pam. Sofía da un paso al frente y el bosque despierta. El letrero se sacude. Sofía da otro paso y una ola verde se extiende hacia el interior del bosque. Sofía aprieta los dientes, voltea su vista hacia el cenit y el letrero que anuncia "Cuento" está justo por encima de su cabeza. Se escucha un murmullo y una brisa, un tanto fría un tanto cálida, le recorre la espina dorsal. Sofía vuelve a cerrar sus ojos de mañana veraniega y da un paso al frente.

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