Mañana vendrá una hoja seca hasta tu ventana y caerá granizo sobre el pretil.
Despertarás, temblando, con el aliento de un sueño donde me rompías la cara.
Al mediodía habrás borrado todos los huecos donde tal vez aparezca mi nombre.
Cerrarás la maleta con el peso de tu cuerpo mientras esperas inútilmente que un viento violento se lleve al fin todo.
Mañana, como seguramente habrás concluìdo, yo despertaré con un enorme dolor
de cabeza y vendré con un vaso de agua a tirártelo sobre la cara.
Pero tú tomarás el agua de regreso y la echarás sobre mis notas,
todos los pseudopoemas que escribía. Y nada seguirá teniendo sentido.
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