domingo, 8 de diciembre de 2019

Respiro nocturno

No han cambiado las noches en los últimos años. Tal vez nada. El cuerpo sigue esperando el último espasmo antes de la calma, mas el ruido avasalla y cubre todos los rincones. La calma nunca llega. La espera continúa, como una avispa que se acerca para ser provocada. Descubro que no hay literatura después del silencio y la ausencia, sino a partir de la misma que sirve como emancipadora de lo olvidado en las más profundas arcas de la memoria y el dolor. Los libros son los compañeros que se sientan en la sesión diaria del grupo de apoyo emocional. Olvidarlos es desatender a la empatía, porque en los últimos años, durante las noches sobretodo, escribir es escuchar a los otros para atreverse tímidamente a dar un paso: su nombre por favor, su condición y por qué decidió venir aquí.
TODOS: Gracias, Adrián.

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