He visto toros caer,
desangrarse.
Los escuché hasta el último mugido.
También vi árboles caer,
volverse papel.
Yo no dije nada.
Ellos protestaron.
Muchos iban en bicicleta.
Volvieron a casa.
Tomaron té orgánico.
Compartieron sus fotografías.
Pero nadie de ellos devolvió el agua de Cutzamala,
ni fueron a Camboya a protestar por las camisas que llevaban puestas.
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